Por Gastón Romero
Gerónimo es un hombre de 45 años, devastado por un suceso trágico. Julián íntimo amigo de él, viaja para rescatarlo y le ofrece integrarse en su proyecto en una villa de emergencia. Ambos son sacerdotes de la Iglesia Católica, que decidieron dedicar su vida a los más pobres: Julián en la Argentina y Gerónimo en los países del Tercer Mundo. A partir del encuentro, ambos se dedicarán a trabajar en la Villa Virgen, un enorme asentamiento en el Conurbano Bonaerense. Gerónimo comenzará a replantearse si la Iglesia es el mejor lugar para ayudar, mientras Julián buscará mejoras a través de la política. En la vida de estos dos hombres aparecerá una abogada atea, dos formas de defender las convicciones, la construcción de un hospital público y un intento de asesinato.
Y sí, Pablo Trapero (muchacho matancero) lo hizo otra vez, con un curriculum a favor (“Mundo Grúa” , “El Bonaerense”, “Familia rodante», “Nacido y Criado”, “Leonera”, “Carancho”), este director que con comienzos independientes y un estilo cinematográfico marcado ha logrado convertirse en uno de los más buscados dentro del ámbito artístico, en esta nueva producción se mete de lleno en la problemática social, cultural, religiosa y peligrosa del submundo de la villa 15 (barrio Villa Lugano), precisamente más conocida como El Elefante Blanco, de una estructura semi-abandonada cuyo destino era el ser el hospital más grande de Latinoamérica sin conseguirlo. Lo marginal no tiene control, la policía no puede ejercer control, pero se respeta a los sacerdotes, en quienes la gente, los asesinos y los narcos, depositan su creencia y (falsa o no) su confianza. Terrible, fuerte, violenta y con una cámara que inquieta en cada plano y que se mueve con soltura dentro de un hábitat complicado. Una película arrolladora, con un, quizás cuestionable, final anunciado. Impecable labor de Ricardo Darín y Jérémie Renier. “El Elefante Blanco”. Actores: Ricardo Darín, Jérémie Renier, Martina Gusmán. Dirigida por Pablo Trapero. 106 Minutos. Apta mayores de 16 años.