El intendente de La Matanza pegó un volantazo y se alineó al cristinismo en medio de la pelea con el Gobernador bonaerense. Armó una reunión en el Municipio con más de 20 intendentes manejando con discreción la difusión del encuentro. Su supuesta fidelidad sigue generando dudas en el Gobierno Nacional.
Por Claudio Kappeler
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El intendente de La Matanza Fernando Espinoza eliminó de la noche a la mañana aquel apoyo incondicional prometido al gobernador bonaerense Daniel Scioli. En medio de las turbulencias entre Nación y Provincia, el jefe comunal dice ahora estar dispuesto a apoyar el modelo de Cristina Fernández de Kirchner, aunque en las altas esferas del Gobierno siguen dudando de su lealtad.
Una relación por conveniencia que sigue dejando un zanjón de dudas. Aquel faltazo de Daniel Scioli a un acto organizado en La Matanza, el 28 de mayo último, pareció la antesala de un entramado que el entorno del gobernador provincial venía analizando respecto de los movimientos del Intendente. Es que, desde el distrito más populoso de la provincia de Buenos Aires se estaba gestando una movida para no mancar el poder de cara a la pelea que se venía.
Los sciolistas sabían que Fernando Espinoza planeaba lo que hoy es leído como “la traición”. En la reunión que el ministro de Planificación Julio De Vido organizó el 6 de julio último con unos 15 intendentes bonaerenses hubo una ausencia notable: la del intendente de La Matanza. Empero esa no participación tenía una razón más contundente aún, ya que se estaba gestando en el Distrito un mitin con más de 20 jefes comunales de la primera y la tercera sección electoral.
Fue el viernes 7, en el Palacio Municipal, por donde desfilaron los jefes pejotistas de Merlo, Tres de Febrero, Florencio Varela, Almirante Brown, Quilmes, Moreno, Ituzaingó, Berisso, Berazategui, San Miguel, Escobar, Avellaneda, Esteban Echeverría, Hurlingham, Ezeiza, Lomas de Zamora, Lobos, Navarro, Presidente Perón, Pilar, General Rodríguez, Brandsen, Suipacha y Las Heras.
Desde el oficialismo regional, hay quienes afirman que el ministro De Vido hizo un paso fugaz por el Salón municipal Islas Malvinas, y se llevó una lista de obras públicas consideradas prioridades por los intendentes; aunque no participó del asado que se hizo más tarde en el Club Huracán de San Justo. No hubo difusión previa, ni posterior, del encuentro.
Apenas circuló una fotografía en la que se ve a Espinoza rodeado de otros intendentes. El manejo de la información fue evidente: ninguno de los medios alineados a la Comuna hizo mención al tema hasta que se dio la orden de qué y cómo se podía decir. La reunión fue adjudicada al armado del denominado “Grupo Encuentro”, con la intención de “reflexionar y priorizar el diálogo político entre todos los sectores que constituyen la base del modelo nacional y popular”.
Casi un libreto del que nadie debía escapar, y hasta los medios nacionales hicieron silencio. Cambio de estrategia El repentino vuelco de Fernando Espinoza tiene una única razón: si en medio de la pelea con el Gobierno Nacional se ponía en sintonía con el Gobernador provincial, los grifos de cerraban para La Matanza y toda la obra pública que se viene llevando a cabo quedaba estancada en el ajuste que pretende realizar Daniel Scioli.
Esa fue la promesa recibida por el jefe comunal de boca del propio Julio de Vido. Sin embargo, no es la única zanahoria por la que corre el Intendente. Fernando Espinoza sigue pretendiendo coronarse gobernador o vice de la provincia de Buenos Aires, el mismo objetivo que lo unía a Daniel Scioli. Aunque sus detractores continúan sosteniendo que no le da el espinel para semejante cargo, en el entorno del jefe matancero empujan para impulsarlo hacia otras esferas.
Y esa movida también encuentra intereses cruzados: sus principales promotores son los Magario -Raúl y Verónica- y por esas casualidades que no existen en la política, la presidenta del Concejo Deliberante local se coronaría intendenta si Espinoza pusiese un pie afuera de Almafuerte 3050. De hecho, en el oficialismo se menciona hoy, sin titubear, a Verónica Magario como la intendenta virtual, en el marco de su toma de decisiones ejecutivas en el Gobierno Municipal (Ver “La mano que mece la cuna”).
La primera aparición del Intendente tras el encuentro con sus pares bonaerenses, fue durante el acto por el 9 de julio, en Rafael Castillo. Allí, Fernando Espinoza no hizo mención a Daniel Scioli y en su discurso de ocupó de destacar a la “Presidenta coraje”. “Desde La Matanza queremos reafirmar nuestro apoyo incondicional a esa gran Presidenta que tenemos, Cristina Fernández de Kirchner: la presidenta valentía, coraje”, fue la frase exacta del mandatario distrital. Pese a su renovado discurso, algunos integrantes del Gobierno Nacional siguen desconfiando del intendente Fernando Espinoza.
Y no es para menos, hasta hace sólo un par de semanas era el principal aliado bonaerense de Daniel Scioli y hoy, supuestamente, no sólo le soltó la mano sino que se posicionó como uno de los principales impulsores de los nuevos barones del Conurbano. Ya lo dijo Néstor Kirchner el 25 de febrero de 2009 en la siempre utilizada frase: “El que traiciona una vez, traiciona siempre”.
La mano que mece la cuna
Raúl Magario sigue siendo el artífice de un engranaje que, hasta ahora, potencia su proyecto político a la perfección.Nunca perdió poder dentro del Municipio y coronó a su hija Verónica como presidenta del Concejo Deliberante. El CARE, proyecto millonario que está a punto de erigirse en González Catán, tiene su firma y sello, por lo que también tendrá todo su manejo.
Hoy ya no ocupa lugar en la función pública y su juego lo realiza desde las sombras. Para mostrarse, la tiene a su hija que desde hace varios meses se viene posicionando en La Matanza como la intendenta virtual y fogonea la partida de Fernando Espinoza. La jefa del HCD ya hizo buenas relaciones con algunos concejales opositores y otros tantos del oficialismo. Sin embargo, denota cierta soberbia en una oficina de puertas cerradas.
Aunque los propios la excusan asegurando que su problema radica en la falta de delegación de tareas. Es que desdobla su tiempo atendiendo temas legislativos y ejecutivos. Si Espinoza tiene o no el perfil para ocupar un cargo más alto desde la política provincial o nacional es discutible. Claro que a Verónica Magario no se lo ocurre ponerlo en discusión si su futuro inmediato depende de ello.