El conflicto de CEMEFIR quema en el oficialismo

Los trabajadores del centro de salud aclararon que no solicitaron su intervención al intendente Fernando Espinoza, tal como reza el decreto. La medida solo alcanza al área médica, cuando el verdadero problema es el vaciamiento económico que la entidad viene sufriendo desde hace años. Aún se desconoce el paradero de Diego Viola, presidente de la Asociación Cooperadora.

Por Soledad Martínez

smartinez@periodicosic.com.ar

El 12 de junio de este año, el intendente de La Matanza Fernando Espinoza, decretó la “intervención” del Centro de Medicina Física y Rehabilitación (CEMEFIR) que se encuentra en la calle Perú 2433, en la localidad de San Justo.

El decreto en cuestión (Nº 1365) reza: “Visto: que médicos y pacientes han solicitado la intervención de este Departamento Ejecutivo ante el irregular funcionamiento de dicha entidad”. Sin embargo, los propios trabajadores del centro de salud aclararon que “en ningún momento” se solicitó la intervención, medida que abarca el área médica de la institución, cuando el verdadero problema, es el vaciamiento económico.

Según el decreto, la medida vino a cuenta de una nota elevada por los trabajadores de CEMEFIR, el 7 de junio último, en la que se solicitó la intervención. Pero en la misiva en cuestión, lo que pidieron los empleados fue una reunión con el Intendente.

Otra inexactitud presente en el decreto, es la mención de la falta de prestación médica por parte del centro de salud, cuando CEMEFIR cerró sus puertas solo una vez, el 27 de marzo último, por decisión de Diego Viola, presidente de la Asociación Cooperadora, de quien se desconoce su paradero.

Con la medida tomada desde el Ejecutivo Municipal, lo que se intervino fue el área médica, es decir, se designó a Gustavo Marcelo Gret como nuevo responsable de la institución en cuanto a los profesionales, los cuales en su totalidad, son dependientes del Municipio.

La complicada situación de CEMEFIR tomó estado público el 27 de marzo, cuando Viola decidió cerrar las puertas del Centro de Salud. Desde entonces, el conflicto fue en escalada y llegó incluso a provocar fuertes cruces entre el oficialismo y la oposición.

El 10 de junio, concejales de la oposición participaron de un abrazo simbólico junto a trabajadores de CEMEFIR. Esto provocó el enojo de la presidenta del Concejo Deliberante, Verónica Magario, y del propio Espinoza. A los dos días, desde el Ejecutivo Municipal se comunicó la intervención de la institución, sin aclarar que esa medida solo abarcaría el área médica.

Unos días antes de la intervención, la edil Sandra Oviedo, del bloque Libres del Sur-FAP, presentó un pedido de informe ante el Concejo Deliberante para “exigir respuestas sobre la situación de esta vital institución”.

Pero la máxima confrontación se vivió durante la última sesión ordinaria en el HCD, cuando Oviedo, una vez más, intentó llevar el conflicto al recinto del Legislativo Comunal para denunciar la malversación de fondos y corrupción en el Centro Médico, y acusó abiertamente al oficialismo de “falta de interés y voluntad política” para resolver la problemática.

Rápidamente, el presidente del bloque oficialista, Ricardo Rolleri salió al cruce y le solicitó a Magario que de por terminado el debate. “La denuncia de la concejal Oviedo tiene una visión sesgada, es parcial, tiene contradicciones en sí misma y está plagada de errores conceptuales”, lanzó el edil.

Rolleri se encargó de aclarar que CEMEFIR “es una entidad privada con Personería Jurídica. Por lo tanto la denuncia debe hacerse ante la Justicia. El Municipio es colaborador del servicio que presta CEMEFIR, y si hay un manto de dudas, es una cuestión penal con la Cooperadora, que por otra parte, es la dueña del edificio”.

Por otro lado, el concejal adelantó que desde el Ejecutivo Municipal, avanzarán en la medida, ya que solicitaron al Gobierno de la Provincia “la intervención de Personas Jurídicas para dilucidar lo de la Cooperadora”.

Hasta ahí, el concejal más veterano del Concejo Deliberante recurrió al manual del peronismo para defender la gestión, tanto desde lo ejecutivo como desde lo legislativo. Sin embargo, dejó el recinto plagado de dudas cuando se preguntó: “¿Nadie sabía en CEMEFIR que había una hipoteca hace mucho tiempo?”.

“Debemos actuar con prudencia para sostener este servicio”, continuó Ricardo Rolleri y acotó: “Hay que deslindar responsabilidades ¿Solo el presidente de la Cooperadora sabía de esta situación grave? ¿Nadie vio el call center que había en el cuarto piso?, y se acaba de cerrar, ¿Quién lo denunció?”.

Implícitamente, el edil deslindó la responsabilidad del HCD en lo que fue el vaciamiento de CEMEFIR, empero dio de lleno en la anterior dirección del área médica de la institución, que estaba en mano de un funcionario puesto por el Municipio. En concreto, Rolleri puso en relieve la mancha que el Gobierno de Fernando Espinoza no sabe cómo sacarse de encima.

 

La gran estafa

 

 

El principal sindicado de la decadencia de CEMEFIR es Diego Viola, presidente de la Asociación Cooperadora, de quien se desconoce su paradero desde que estalló el conflicto. De hecho, trascendió que antes de “desaparecer”, le habría pedido un préstamo a su propio padre de 40 mil pesos.

Pero las acusaciones contra Viola van más allá. El máxime responsable de manejar los fondos del centro médico, se habría acercado a una facción de la barra brava del Club Boca Juniors, con quienes se reunía en el restaurante Carreto de San Justo. Ese grupo le servía para “apretar” a ciertos sectores.

Viola fue el hacedor de una gran estafa, creando un call center en el cuarto piso del edificio, desde el que se realizaban llamadas telefónicas con el objetivo de pedir colaboración a la comunidad matancera.

Pero el dinero recaudado, nunca fue destinado a cubrir las falencias del centro médico. De hecho, en esos llamados se detallaba que lo recaudado se utilizaría para “mantener los móviles”, cuando desde hace tiempo que la institución no cuenta con vehículos de traslado.

Los pedidos de “colaboración”, no solo se realizaron a través de llamados telefónicos, sino que también, “cobradores” recorrían el Distrito exhibiendo credenciales de CEMEFIR y solicitando dinero. Desde la Cooperadora, además, se llevaron a cabo rifas y hasta se cobraban bonos apócrifos por la prestación de servicios.

Cabe recordar que el 6 de septiembre de 2011, la Asociación Cooperadora fue allanada por un faltante de dinero de alrededor de 200 mil pesos, que fueron donados a la institución y desaparecieron.

A fines de marzo, Diego Viola fue intimado a presentar balances, libros diarios, actas de asambleas y todos los registros de la actividad de la Cooperadora. Pero debido a su repentina y prolongada ausencia, lógicamente la documentación no fue presentada.

Pero, no solo el expresidente de la Asociación Cooperadora es cuestionado en la institución. Osvaldo Gras, director del Centro de Salud, nunca participó de las asambleas realizadas por los profesionales médicos.

Sin embargo, los  trabajadores manifestaron haber recibido “intimidaciones” por parte de los directivos, para interiorizarse sobre los temas tratados en las reuniones, de las que podrían haber participado.

 

Embargo polémico

 

El terreno en el que funciona CEMEFIR fue donado por la Sociedad Cosmopolita de Socorros Mutuos. Su construcción fue posible gracias a los aportes realizados por la comunidad, comerciantes y empresas de la zona en 1969.

Los trabajadores señalan que en la escritura de donación, existe una cláusula que indica que  el predio no puede tener otro destino que el que tiene en la actualidad: un centro de rehabilitación.

A pesar de esta cláusula, sobre el edificio pesa un embargo 420 mil dólares, con sentencia de primera instancia. El mismo fue librado por la jueza Laura Elizabeth Mato, del Juzgado Civil y Comercial Nº 1 del Departamento Judicial de La Matanza.

El demandante es Alberto José Crocamo, dueño de una agencia de venta de vehículos usados que, según los registros de actividad empresarial, incluyen ambulancias. Por lo que podría inferirse que desde la Asociación Cooperadora de CEMEFIR contrajeron una deuda con el empresario que no fue saldada.

 

CEMEFIR en ruinas

El servicio ofrecido en CEMEFIR está destinado a la rehabilitación física, que debe realizarse en pésimas condiciones: baños clausurados por falta de agua, la inundación del subsuelo con cada lluvia y el posterior ascenso de las napas freáticas.

Como si fuera poco, los equipos con los que cuentan son ya obsoletos. Elementos tan básicos y fundamentales como las colchonetas, necesarios para la realización de ejercicios de los pacientes, se encuentran en paupérrimas condiciones.

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