Feroz golpiza a referente vecinal de Ramos Mejía



Se trata de Miguel Presa, uno de los pilares de la lucha contra los edificios torres en esa ciudad de La Matanza y que, en los últimos años, también se puso al frente de los reclamos por irregularidades en el funcionamiento de locales nocturnos. Mientras realizaba “inspecciones simbólicas”, junto a otros vecinos, fue golpeado y debieron hospitalizarlo.

Por Claudio Kappeler
ckappeler@periodicosic.com.ar

Miguel Ángel Presa se convirtió en los últimos años en un referente vecinal de la ciudad de Ramos Mejía, despertando adeptos y fervientes críticos de la lucha que encarna para terminar con la construcción ilegal de edificios en esa ciudad, además de meterse de lleno en el funcionamiento de locales nocturnos del lugar.

Dueño de una personalidad inverecunda, Presa inició sus reclamos allá por agosto de 2007, cuando Ramos Mejía se incendiaba a raíz de la construcción indebida de edificios de altura que no estaban contemplados en la legislación vigente. A esto se sumaba una ordenanza aprobada por el Concejo Deliberante de La Matanza que fue tratada a destiempo y con las obras ya realizadas (Ver “La punta del ovillo”).

El reclamo de este vecino tenía razones sostenibles para ser escuchado: los edificios no solo cambiaron la fisonomía de Ramos Mejía, sino que perjudicaron seriamente a propietarios lindantes, cuyas viviendas y terrenos recibían todo tipo de objeto contundente que caía desde las alturas. Las viviendas se desvalorizaron, y el Municipio tuvo que detener todas las obras para calmar las aguas. Claro que lo que ya estaba construido en muchos casos debió ser analizado por la Justicia y, hasta hoy, hay causas abiertas por los conflictos generados.

Poco tiempo pasó hasta que Miguel Presa y el resto de los vecinos advirtieron que los edificios no eran la única problemática que afectaba a la ciudad bonita de La Matanza. El descontrol de la nocturnidad empezó a ser el otro tema de discusión, y la falta de accionar por parte del Municipio hizo evidente un manejo que como mínimo ya podía analizarse como espurio.

Los vecinos de la zona llegaron a hacer investigaciones por su cuenta que derivaron más tarde en informes televisivos. Tan así que el dueño de Caín un clásico de la zona terminó involucrado en una causa judicial y el boliche fue cerrado. Para los empresarios de la noche de Ramos Mejía, Miguel Presa comenzó a insinuarse como un peligro real.

Este referente vecinal es hoy conocido en todo el ambiente político de La Matanza. Sus reclamos no suelen hacer eco en los dirigentes y legisladores de la oposición que, temerosos de pagar el costo de llevar el sello de funcionarios, prefieren esquivar cualquier denuncia que provenga de Presa y Cía. Para el oficialismo, en tanto, es un grano rebelde que parece querer romper con todo lo irregular que de allí provenga.

Cazador cazado

Hastiados de pedir operativos nocturnos municipales que no se realizan y/o son meramente decorativos, un grupo de doce vecinos con Miguel Presa a la cabeza salió el viernes 3 de agosto último a realizar una inspección ocular simbólica por los locales nocturnos de la zona.

La idea era detectar las evidentes irregularidades que se registran cada fin de semana y realizar encuestas que podrían aportar más detalles de tales anomalías. Divididos en tres grupos, los vecinos de Ramos Mejía no podrían tomar ninguna medida ante el mal funcionamiento de boliches y pub’s, aunque la idea era mantenerse en contacto con la comisaría de la zona.

Ya ingresando en la madrugada del sábado, los inspectores voluntarios llegaron hasta Antoinette Resto Bar Club, de Alem 475, donde para sorpresa de los vecinos funcionarios de la Provincia de Buenos Aires se encontraban clausurando el lugar al descubrir faltante en la documentación necesaria para el funcionamiento del local.

Aunque ese Bar Club parece tener licencia para sobre pasar cualquier normativa: No solo rompieron las fajas de clausura y siguieron funcionando como si nada hubiese pasado, sino que el mismo lugar había sido visitado una semana antes por una comitiva municipal (Ver “Ojos que no ven”).

Cuando se retiraban del lugar, Miguel Presa se distanció de sus vecinos para hacer compras en un kiosco situado a unas pocas cuadras. Fue allí cuando un sujeto desconocido dio los primeros indicios de lo que se venía: el referente vecinal fue golpeado brutalmente por un grupo de hombres que terminaron por desvanecerlo.

“Cuando me desperté me estaban cuidando dos personas que me decían que ya habían llamado a la Policía y una ambulancia, yo quería ir hasta la sala de primeros auxilios de Ramos pero no me dejaban moverme, y además me di cuenta de que estaba muy mareado”, relató Presa a este Periódico.

Todo ocurrió en cercanías de Güemes y Alem, y cuando llegaron los médicos de emergencia detectaron que tenía varios cortes en el rostro y detrás de una oreja, por lo que decidieron trasladarlo hasta el hospital Güemes. Tuvieron que suturarle la oreja y ambos párpados, además de realizarle una tomografía computada, placas radiográficas y una ecografía.
Internado con suero y analgésicos, Miguel Presa permaneció en el hospital hasta el sábado a las 17, cuando le dieron el alta médica y pudo regresar a su domicilio.

Para el referente vecinal, no sería difícil reconocer al menos a dos de los sujetos que le propinaron tremenda golpiza. Y la Policía de la zona sospecha que el hecho está directamente relacionado por el “operativo de inspección vecinal” encarado durante esa madrugada, y las miradas apuntan hacia los propietarios de uno de los boliches.

La punta del ovillo

El 26 de mayo de 2004, el Concejo Deliberante de La Matanza aprobó por unanimidad una ordenanza que pretendía regular la construcción de edificios en la ciudad de Ramos Mejía en una medida a la que se le dio curso por las vías internas de la Comuna pero nunca llegó al Gobierno de la provincia de Buenos Aires para ser avalada.

Con la ausencia de dos ediles los oficialistas Ricardo Fresco y Carlos Maldonado el cuerpo de concejales aprobó sin discusión la ordenanza 13.492. Fue presentada por la comisión de Obras y Servicios Públicos y no tuvo un tratamiento profundo en el recinto. Solo se hizo mención al paquete de proyectos presentados por esa comisión, que luego se aprobó.

“No se tiene registro en esta Dirección provincial de la convalidación de la ordenanza” y “tampoco obra en esta Dirección registro de su actual presentación para la gestión tendiente a la convalidación de la misma”. Así respondieron desde la Subsecretaría de Asuntos Municipales del Ministerio de Gobierno, en una nota firmada por el director de Programación y Gestión Municipal Amadeo Stefanelli.

En La Matanza, la ordenanza fue aprobada por los concejales, fue promulgada por el Intendente, pero nunca llegó a manos del Gobierno provincial.

Ojos que no ven

El viernes 27 de julio (madrugada de sá-bado), Ariel Maciel y Miguel Presa recorrieron los locales nocturnos de Ramos Mejía. Una patrulla comunal estacionada en doble fila, sin chofer les llamó la atención en la puerta de Antoinette Resto Bar Club, delante había un vehículo blanco, marca Fiat, también estacionado en doble fila, dentro del cual estaba Daniel Roberto Feity, el titular de la Secretaría de Planificación Operativa y Control Comunal.

La actitud les llamó la atención porque sabían que Antoinette estaba siendo inspeccionado aunque Feity no había entrado al lugar. En el interior del local estaban la esposa del funcionario Mirta Beatriz Papaleo (Legajo Nº 23.510) y los inspectores Rubén Martín Barreto (Legajo Nº 26.589) e Hilda Marcos (Legajo Nº 23.513). Curiosidad o negligencia al margen, no hubo clausura a pesar de ese faltante en la documentación, advertida siete días después por los funcionarios de la Provincia.

Si bien Feity no quiso hablar con los vecinos, estos insistieron. Querían saber por qué Capote Disco sigue funcionando como si nada ocurriera, a pesar de haber sido denunciado todas las veces que abrió, excepto cuando la comisaría de la zona se encargó en cuatro oportunidades de hacer cumplir la Ley de Nocturnidad.

Los vecinos le hablaron del ex Caín Resto Bar (Rivadavía 14.680) y, además, le preguntaron si Cero Cero Siete Resto Bar (Gaona 2.754) estaba clausurado por la versión que ellos tenían y Feity lo confirmó.

Entonces los vecinos lo alertaron que en el lugar no había fajas de clausura y sí, pegadas detrás del vidrio de la puerta, dos carteles que decían “Cerrado por reformas”. Feity les dijo que no podía mandar un inspector para verificar eso, pero llamativamente el funcionario estaba a cuatro cuadras del lugar.

En cuanto a Antoinette, a pesar de que ningún inspector municipal parece haber visto anomalías, una semana después los funcionarios de ReBA visitaron el lugar y lo clausuraron. En el Acta de Comprobación N° 0008010 de la Dirección Provincial de Registro y Control de la Comercialización de Bebidas Alcohólicas quedó asentada la falta de “Registro de Actividades Nocturnas” (artículo 1°, Decreto 2.591).

Según el Artículo 11° del mismo Decreto, se establece que serán autoridades de comprobación de infracciones: la Subsecretaría de Atención a las Adicciones, el Ministerio de la Producción, la Policía de la Provincia de Buenos Aires y las Municipalidades. Aun así, el viernes 27 de julio Daniel Feity y sus inspectores no clausuraron el lugar.

Deja una respuesta