Espinoza intenta hacer equilibrio en un PJ que está fisurado por las ambiciones

 

El Intendente de La Matanza comparte, obligado, sus decisiones. Quedó prisionero de la disputa de poder entre lo fieles balestrinistas y la familia Magario. Además, debe sortear las presiones que parten desde la dirigencia histórica del peronismo.

Por Claudio Kappeler

ckappeler@periodicosic.com.ar

 

A pesar del triunfo contundente de 2011, a pesar de una oposición sin ideas, a pesar de las bondades del Gobierno Nacional, el intendente Fernando Espinoza camina desde hace varios meses sobre la cuerda que le impusieron, tratando de mantener un equilibro interno que lo socava y desafía su futuro.

El PJ gobernante tiene hoy en La Matanza tres grupos bien diferenciados: el que lidera Raúl Magario pretendiendo quedarse con todo; el que integran los seguidores fieles de Alberto Balestrini, buscando recuperar terreno perdido; y los dirigentes históricos que hacen de satélites, sin jugarse por ningún bando, y negociando sus propios intereses.

En el 2011 Fernando Espinoza ya no quería ser candidato a intendente, lo convencieron las presiones. Si él no encabezaba la lista, el PJ local se rompía de antemano. Ganó con un resultado histórico e indiscutible, en una contienda que reflotó la euforia perdida allá por 2009, pero que no pudo apagar el incendio interno que hoy lo muestra como el líder que no conduce.

A la hora de medir fuerzas, ningún frente tiene todavía el suficiente poder para ganar la pulseada. Por las filas de Alberto Balestrini sobresalen nombres como el histórico Luis Lata, el diputado nacional Luis Cigogna y el secretario de Gobierno Miguel Bampini. También la esposa del exintendente, María del Carmen Cardo, reapareció en escena aunque se sabe que su rol no sería político ni estratégico, ya que siempre se mostró alejada de las “roscas” partidarias y su trabajo se basamenta en la tarea social.

Como espectadores están Manuel Fresco y su familia, siempre identificados con el duhaldismo; Rosa “Pocha” Medina, la esposa del fallecido intendente Federico Russo; el exdiputado provincial Ángel Aisa; la exconcejal Marisa Guerín; y los ediles Pedro Ramírez y Ricardo Rolleri, entre otros tantos que no quieren ser prisioneros de una pelea que todavía muestra final abierto.

Cada cual con su juego, los dirigentes satélites utilizan sus fuerzas para negociar sus propios espacios y, cuando el falso equilibrio se evidencie hacia fuera, darán el salto que más les convenga.

¿Qué dirigente considerado de peso en el peronismo acompaña entonces a Raúl Magario?: ninguno. Su hija Verónica preside el Concejo Deliberante y en pocos meses se encargó de diseminar a sus adláteres en todas las áreas comunales que le interesaron.

Fue el exdirigente montonero, el ideólogo de un plan que, desde las sombras, lo muestra como uno de los hombres con mayor poder en La Matanza. Los Magario creen estar a pocos metros de quedarse con el Gobierno Municipal, pero todavía les falta convencer a una buena parte del siempre difícil peronismo distrital.

Por lo pronto, y lo que no es poco, ya convencieron a Fernando Espinoza de que es un dirigente al que le sobran condiciones para ocupar un cargo en otras esferas del poder. Su aceitada relación con Daniel Scioli lo lleva a pensar que puede convertirse en el próximo candidato a gobernador bonaerense o, como mínima, vice de una fórmula provincial peronista.

En el mientras tanto, el Intendente intenta no mostrarse inclinado hacia ninguno de los sectores que se disputan el poder de La Matanza. Aunque hay un dato que no es menor: fue él quien decidió colocar a Verónica Magario como primera candidata a concejal con su consecuente designación como presidente del cuerpo de ediles.

Pero en las últimas semanas hubo un contrarreste que tampoco pasó desapercibido. Durante la conferencia de prensa en la que el Jefe Comunal designó nuevas autoridades, luego del escándalo generado por presuntos hechos de corrupción en la Secretaría de Control Comunal, Fernando Espinoza estuvo escoltado por Miguel Bampini y Francisco Cigogna.

Puede decirse que la presencia del secretario de Gobierno respondió casi a un hecho protocolar. Pero ¿qué hacía ahí el diputado nacional?, hoy uno de los máximos referentes del balestrinismo. La fotografía reveló la pelea y está claro que en La Matanza no hay un único poder.

 

Ricardo Rolleri: “Es probable que aparezcan acciones para dividirnos”

En el inicio del nuevo período de sesiones del Concejo Deliberante local, el jefe de la bancada justicialista se refirió a la puja interna que vive hoy el peronismo de La Matanza reconociendo lo que denominó “intentos” de división.

En su discurso en representación del bloque de concejales del Partido Justicialista, Ricardo Rolleri prometió ser “profundamente democrático hacia adentro y hacia fuera, adhiriendo al debate”.

“Nuestra característica por formación y convicción es que seremos orgánicos a la conducción política, base fundamental de la doctrina peronista”, dijo el edil, a la vez que reflexionó: “La muerte de Néstor (Kirchner) y la enfermedad de nuestro conductor Alberto Balestrini, referentes indiscutidos de este proyecto, resultaron un duro golpe a la constitución colectiva en la vida interna del PJ”.

“Hoy superada la trama del año electoral intenso de 2011, con Fernando Espinoza ratificado como intendente y presidente del Partido, nos disponemos a reactivar el funcionamiento de este Concejo (Deliberante), pero fundamentalmente nos proponemos reactivar la actividad política”.

“La continuidad de las obras será lograda con unidad, participación y organización; manteniendo y potenciando la unidad del peronismo. Es probable que aparezcan acciones tendientes a frenar nuestra marcha para debilitarnos y dividirnos”, reconoció Ricardo Rolleri.

“No ofreceremos fisuras”, desafió el concejal pejotista al tiempo que advirtió: “Toda calumnia o injuria son acciones que conspiran contra la unidad”.

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