Este espacio de autoayuda y ayuda mutua conformada por padres y madres que han perdido a sus hijos por distintas circunstancias, funciona a nivel nacional, pero se conformó una sede en San Justo hace algunos años, que va funcionando en lugares que les prestan, porque no poseen una sede física propia.
Por Maricel Pisa
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Uno de los mensajes más importantes del grupo Renacer es que es “una obra de amor, convertimos el dolor que tenemos a partir de la partida de nuestros hijos en amor”, sostiene Cristina Rodríguez, una de las mamás que conforma el espacio.
Actualmente, se reúnen todos los jueves de 19 a 21, y las reuniones “no se suspenden ni por feriado, ni por mal tiempo”, asegura María, también madre que participa de Renacer. Y se llevan a cabo en Av. de Mayo y Humboldt, en la iglesia María Auxiliadora.
Antes de asistir a las reuniones, es importante que la mamá o el papá que quiera participar se comunique telefónicamente para que sean orientados por los padres que ya llevan un tiempo de trabajo. Asimismo, una vez que asisten se les entrega una carpeta que les explica qué es Renacer, cómo puede ayudarlos, además de brindarles bibliografía que puede colaborar con el proceso. Cabe destacar, que quien quiera acercarse no debe aportar dinero, ya que se trata de un espacio sin fines de lucro.
Según expresan en un folleto del grupo “Renacer es un grupo de autoayuda y ayuda mutua para padres que comparten una experiencia dolorosa de vida, la perdida de los hijos, el único requisito es el deseo de recibir y dar ayuda”.
Paso a paso
Otra de las madres relata cómo es llegar a Renacer y cómo se organizan. María explica que “se organizan tres grupos, también teniendo en cuenta la cantidad de padres que haya en el grupo, que se dividen por tiempo (de trabajo en Renacer), los que llegan por primera vez se los recibe en un lugar más reservado con otros dos papás que los van a acompañar, ese es el grupo comenzar”. Y añade que “la parte testimonial, es cuando el padre llega con toda su carga emocional y se le da el espacio para que lo hablen”.
En tanto, señala que “el grupo está para eso, para escucharnos, para contar nuestras experiencias, no se dan consejos, contamos lo que le pasó a cada uno, primero siempre se les deja hablar, contar todo lo que tienen para decir, lo que sienten, también les contamos cómo llegamos nosotros, el avance que tuvimos, y como nos sentimos hoy”.
Asimismo, Liliana, una de las mamás que ingresó hace casi dos años, mantiene que “los bajones, los tenemos, pero en Renacer nos dan las herramientas para salir de esos bajones, como llamar a un compañero, y podemos salir más rápido, el abrazo es tan importante para nosotros”. Así como también que “en las charlas nadie te interrumpe, te escuchan porque eso que estás diciendo le está pasando a los demás”.
Volver a nacer
Por eso, es que Cristina, que llegó hace tres años al grupo, señala: “Tenemos tantas ganas de ayudarlos, porque nos vemos reflejados como llegamos nosotros”. Y apunta que “en las reuniones de grupo desnudamos nuestros sentimientos y seguramente en nuestras familias no lo hacemos, entonces en el único lugar donde podemos decir lo que sentimos es en Renacer, porque nadie te critica, nadie te dice nada, te entienden porque sienten lo mismo”.
Al tiempo que recuerda el momento en el que llegó y cómo se sintió en ese proceso. “Cuando llegamos, llegamos destruidos, pensamos que la vida se termino ahí, y en Renacer vas aprendiendo que no, que la vida continua, que hay una esperanza al final del camino, tenemos nuestros bajones porque es lógico, pero le apostamos a la vida, seguimos viviendo y volvemos a reírnos”.
Por otra parte, uno de los papás que ingresó al grupo hace nueve años, Roberto, sostiene que “el camino es largo y lento, y lo importante es elegir la actitud para enfrentar los hechos, los desafíos que se nos presentan”.
Al tiempo que rememora su llegada al espacio: “Cuando llegué, me llevaron a hablar con unos papás, y en la otra sala yo escuchaba que había padres que se reían, y estaba con una oreja con eso que me decían y con lo otro, y entonces me dijeron que ya me iban a explicar, y lo que me decían era que lo importante era que volviera, después paso al otro grupo, y me decían que ellos estaban como cuando yo llegue y ahora están mejor”, recuerda el padre.
Otro de los puntos importantes a tratar, como sostiene Roberto, es que “me fui dando cuenta de que tenía que seguir, y en el grupo hay muchos papás que vienen, están un tiempo y como se sienten recuperados se van, y vienen cada tanto, hay otros como nosotros que preferimos seguir en el grupo, y vamos entregando lo que recibimos en el, esa es la misión nuestra, cada vez que uno vuelve del encuentro se siente mejor, les decimos a los papás que se puede salir, pero también está en uno”.
Palabras que ayudan
Una de las mamás explica que dentro del grupo siempre repiten una frase. Cristina cuenta: “Siempre decimos que tenemos que llevar en un bolsillo lo que nos hace bien, y en el otro lo que nos puede servir en otro momento, porque depende de nuestra etapa de duelo, pero en algún momento de mi vida esa frase que me guardé me puede servir más adelante, vivimos el día a día, y hay que poner mucho esfuerzo de uno”.
En tanto, Liliana señala que cuando llegó al grupo “no sabía donde estaba parada, uno piensa qué estoy haciendo, qué me van a solucionar acá, y me recibieron dos papás, y uno habla… hay algo dentro de uno que no ves la hora que llegue otra vez el jueves para reunirnos”. En este sentido, comenta que hay una pregunta difícil que se hace presente cuando parte un hijo: “Uno se pregunta: voy a optar por vivir o morir, y me enseñaron en Renacer en optar por vivir, así desde donde están (sus hijos) jamás hubiesen querido que su mamá estuviera destruida, siempre decimos que ellos caminan al lado nuestro”.
Un mensaje
Cristina concluye que “cuando nos pasa esto, hay dos caminos, quedarte tirado sobreviviendo, que es el más fácil, pero no es el que a nuestros hijos les gustaría, o volver a apostar a la vida, lo que me sostiene es que algún día me encuentre con Mariano y me diga que está orgulloso porque le hice frente a la vida, y el papá nuevo tiene que buscar la ayuda que quiera, a nosotros nos hizo bien Renacer, a otros también les puede hacer bien, pero pueden optar por la iglesia, médicos, pero hay que seguir viviendo por el honor de nuestros hijos, y como dice siembre Roberto, somos la memoria viva de nuestros hijos, así van a conocer a Damián, a Mariano, a Silvina y a Leo, porque nosotros estamos hablando constantemente de nuestros hijos”.