José García se crió en el barrio Independencia y desde pequeño se interesó por buscar alternativas para frenar la contaminación. En la actualidad tiene 32 años y dedica parte de su tiempo libre a convertir en adornos, sillones, macetas y en cualquier objeto que “salga de su mente”, las cámaras y cubiertas que encuentra en las calles.
José García se crió en el barrio Independencia de González Catán y si bien su trabajo se encuentra en el rubro textil, dedica su tiempo libre a realizar obras de arte, con un material altamente contaminante y de gran producción a nivel mundial: neumáticos.
“Desde chico veía en las calles, esquinas, gran cantidad de neumáticos y siempre pensaba como podría utilizarlos”, contó José, que en la actualidad tiene 32 años y tiene un emprendimiento textil en su propia casa.
Hace un año y medio, el joven puso al fin en marcha, una idea que le venía dando vueltas desde hace muchos años y comenzó a recolectar neumáticos en desuso que encuentra en los barrios de La Matanza y los convierte en macetas, adornos, muebles o “lo que salga de mi mente”, dijo García.
“Se me ocurrió hacer esto, principalmente para sembrar un poco de conciencia, porque después de las vida útil de un neumático, las personas no encuentran otra manera de sacarle provecho y el destino final lamentablemente, es la quema en una esquina, tirados en una ruta o dentro de una zanja”.
Convertir un material, que es muy contaminante y toxico, en un objeto nuevo, se transformó en una manera de expresión artística para José, que se encarga de todo el proceso de creación.
“No tengo días ni horarios fijos. Puede ser en cualquier momento. Salgo a caminar por el barrio, los recolecto, los corto, los pinto y así descontaminar lo que el ser humano por falta de conciencia deja a un costado”, explicó el joven que ha regalado a familiares, vecinos y amigos sus primeras creaciones.
Si bien también vende alguno de sus trabajos, el objetivo es generar un emprendimiento más grande y poder donar sus creaciones a jardines, huertas, escuelas o plazas. Una de las últimas creaciones en las que incursionó, es la construcción de camas para perros. “Me gustaría poder llegar a trabajar con organizaciones proteccionistas, rescatistas y refugios para donarlas”, dijo García.
Pero agrandar el proyecto cuesta. “Lamentablemente esto es algo que realizo sólo y a veces me cuesta afrontar los gastos de las pinturas, las herramientas, además del tiempo y la dedicación”, explicó el joven.
Un neumático, 500 años
Por lo tóxico de sus componentes y su producción en masa a nivel mundial, los neumáticos son un verdadero problema ambiental. En su gran mayoría, no son reutilizados y su destino final suele ser la quema o el descarte en espacios públicos.
El caucho que compone las llantas tiene adicionados elementos como compuestos de azufre, selenio, cloruros, zinc, óxido de magnesio, arcillas, sílice, alquitrán y resinas entre otros. Al ser incinerados, despiden partículas altamente nocivas para la salud y la naturaleza.
Abandonados en las calles al aire libre, el neumático lentamente va liberando sustancias contaminantes. Además, por su forma ovalada, facilita la acumulación de agua, convirtiéndose en un reservorio de insectos y otras alimañas.
“Si bien se encuentran en la vía pública, las empresas de recolección de residuos, no se llevan los neumáticos, de manera que quedan en la calle, tardando hasta 500 años en descomponerse”, lamentó García.
Vale aclarar que los neumáticos fuera de uso son reciclables. Deben tener un un sistema de recolección especial y no ser tratados igual que los reciclables domésticos comunes.
Además de la toxicidad del producto, la fabricación de neumáticos requiere grandes volúmenes de caucho. Una sola rueda de camión, por ejemplo, necesita para su fabricación medio barril de petróleo crudo. Al ser un residuo complejo que no es fácil de tratar, un consejo útil es elegir neumáticos que tengan una vida útil lo más larga posible, cuidarlos y darles mantenimiento regular.
“Soy un autodidacta”
El proceso de trasformación del caucho en objetos utilizables, inicia con la recolección de neumáticos. Las calles, vías del tren, zanjas y zanjones, son los lugares en los que más se encuentran. Luego se lavan y se procede al corte.
Sin tener formación artística, José fue aprendiendo algunos métodos de trabajo mirando videos en la web. “Este tipo de arte es muy popular en Brasil, Perú, México, Bolivia. Pero no hay una técnica específica, ni maquinas específicas, sino que se combinan herramientas manuales básicas.
“Mucho aprendí sobre la marcha, soy un autodidacta”, resumió José, sobre el proceso de aprendizaje. Para trabajar, el joven utiliza cubiertas y cámaras de auto, moto, bicicleta y camión. “La idea es reciclar y hacer arte con toda la materia que se pueda rescatar”, sumó García.
Durante varios años, José formó parte activa del reclamo de los vecinos de González Catan por el cierre de la CEAMSE. “Ahora sigo participando en la lucha contra la contaminación, pero con algo más especifico”, explicó.
El joven del barrio Independencia de González Catán, le vial importancia a cada obra que realiza. “Cada trabajo que hago no es sólo un objeto, es mucho más, son 500 años de conciencia pura. No solo es, por ejemplo, una maceta, es una acción”, reflexionó.
En la misma línea, García añadió “¿Queremos un mundo mejor? Entonces empecemos por nosotros mismos. Convengamos que el grado de contaminación es tremendo, tener conciencia de esto es lo que necesitamos para tener un mundo mejor. Entre todos lo podemos hacer”.