Familias participan activamente para la protección de la identidad de los niños

El programa de Acogimiento familiar comenzó a ser parte de las políticas públicas local en el año 2005, y es el perfecto encuentro entre las necesidades de algunas familias y las posibilidades de otras que sin dudarlo ofrecen su tiempo, hogar y entorno para cobijar a un niño que se encuentra atravesando algún conflicto social. Este programa no tiene fines adoptivos, el único objetivo es revincular al chico con su familia de origen. Miles de historias tejidas con amor y respeto por el derecho a la identidad e historia de los niños.

Por Ángela Tobar
atobar@periodicosic.com.ar

Desde siempre existieron en la sociedad familias solidarias, que al notar que algunos padres vecinos tenían problemas en lograr la crianza de los hijos, se ofrecieron para cobijar a esos niños, hasta que la situación de su familia de origen mejore. Apoyo entre padres y respeto por los orígenes son los componentes principales que replica el actual programa Acogimiento Familiar, que depende de la Secretaría de Desarrollo Social de La Matanza, a cargo de Nicolás Fusca.

En el año 2005, el Estado Municipal tomó en sus manos la tarea que realiza la asociación Civil Camino del Sol, y en un trabajo en conjunto se ocupan de los niños que temporalmente no pueden vivir con sus padres de origen y los contienen mientras se resuelve la situación.

Los motivos por los que un chico entra en el programa son diversos, cada caso es particular y específico, pueden ser: violencia doméstica, problemas de adicción por parte de uno o ambos padres, entre otras. Mientras los padres logran mejorar el ambiente, el niño es contenido por otra familia que acompaña en el proceso, respetando su historia e identidad.

“La mayor situación por la que los chicos vienen acá es por violencia y la gama de escenarios es enorme, es demasiado difuso hay casos que no se entiende cómo algunos padres pueden maltratar a sus hijos de esa manera, y el flagelo de la droga es tremendo también. Nosotros acompañamos todo el proceso, desde el momento que recibimos la derivación comenzamos a trabajar con toda la familia”, relató Mirta Alicia Morales, coordinadora del programa y familia referente.

“Si hay algo que no hay que hacer es que un niño pierda su historia, su identidad, el acogimiento no es con fines adoptivos, es acompañar al niño. Las familias acogedoras se alejan del sentimiento de propiedad y reciben a un niño que saben, no es suyo y que criarán por un tiempo que no tiene medida, puede ser un mes, un año o más, mientras tanto los padres deben seguir existiendo en presencia”, resumió Edgardo Guillermo Villa, abogado integrante del programa.

El equipo técnico profesional especializado del programa, está compuesto por una trabajadora social, dos psicólogas, un asistente en minoridad y familia, un abogado.

No es posible marcar el tiempo en el que la familia suplementaria trabaja con el niño, debido a que cada caso es particular y los tiempos dependen de cada situación, “hay niños que pasan años contenidos por familias que los acoge mientras su situación familiar es la indicada para crecer”, aclaró Villa.

“El acogimiento familiar es el proceso que posibilita el pleno ejercicio del derecho que todo niño, niña o adolescente tiene a vivir en familia cuando existen impedimentos para hacerlo en la propia, no apunta a corto, mediano ni largo plazo a la adopción, además no se subsidia a la familia acogedora, para evitar el interés económico y se apunta a una revinculación con la familia de origen que atraviesa por situación de alta complejidad”, resumió.

Y agregó “no apunta al subsidio económico, pero eso no implica que no dejemos de articular con otros programas y brindar ciertos beneficios para ayudar a ambas familias. Los informes técnicos del Gobierno de la Ciudad nos felicitaron por la manera transparente en la que aplicamos esta modalidad”.

Por su parte, Mirta Alicia Morales, coordinadora del programa y familia referente explicó en diálogo con Periódico S!C que el “monitoreo a las familias acogedoras es permanente, vamos a visitarla a su domicilio, o viene ellos para acá (Secretaría de Desarrollo Social), los niños y adolescentes conocen este lugar como parte de su familia, si es necesario van al psicólogo, depende el caso. Desde el programa trabajamos con toda la familia del niño, si los padres no están, nos acercamos a los abuelos, tíos porque lo que buscamos es que el niño no pierda la identidad”.

En este contexto aclaró que “las reuniones entre los responsables de monitorear, las familias de origen y las acogedoras se realizan  en un lugar neutral, dependiendo de los intereses del niño o adolescente. Hay familias que se interrelacionan sin problemas y otras que cuesta un poco más. Hay que tener en cuenta que hay casos, naturales, en los que las madres o padres están enojados con la familia que tiene momentáneamente a su hijo, pero con el trabajo y responsabilidad de todos logramos la convivencia en beneficio del niño”.

En estos momentos se encuentra en plena actividad la campaña “Buscamos una familia para acoger a un niño de la comunidad”, en la misma se invita a que los adultos se comprometan a otorgar un hogar transitorio para una persona en desarrollo.

Según expresó Villa: “Se anotan muchas personas, pero luego en la capacitación nos damos cuenta que no están en condiciones de ser familias acogedoras”.

Las personas que se acercan deben entender que no hay posibilidades de adopción, es un tiempo el que van a destinar al acompañamiento del niño y luego, cuando la familia de origen logre arreglar los obstáculos que les impedían ofrecer un hogar adecuado a su hijo, podrán volver a recibirlo.

“Muchas familias de origen ofrecen en un primer momento resistencia porque no tienen los hijos con ellos, pero hasta que no cumplen con ordenar un poco su mundo, entendemos que no se pueden hacer cargo. El acompañamiento de todos es continúo, y buscamos que el nene vuelva a la familia, pero para eso debe haber estabilidad”, argumentó Morales.

Los responsables del programa informaron que los requisitos necesarios para ser una familia acogedora son: Tener 25 años o más, si son cónyuges o pareja, tener más de un año de convivencia y debe constar el consentimiento expreso de ambos miembros de la pareja.

Mientras que la diferencia de edad con el niño o niña acogido debe ser de 15 años. Y los postulantes deben contar con medios de vida y cualidades morales y personales trabajo, ingreso, vivienda, carecer de antecedentes penales que les permitan criar y educar bien a un niño.

Otros requisitos necesarios de los postulantes En caso de ser familia acogedora de Nacionalidad extranjera, sus integrantes deberán tener una residencia mínima, continua y permanente en el país por un lapso de cinco años.

“Dado que priorizamos la vida y el desarrollo del niño, excluimos a aquellas personas y/o familias que hayan sido condenados por delitos dolosos, especialmente aquellos que atenten contra la vida o integridad física por considerarlo un riesgo para el desarrollo del niño”, resaltó Villa.

“Hay una especie de filtro que es fundamental en el tema del diagnóstico, después viene la preparación que es vital para que no se generen malos entendidos. Que se entienda que no queremos una suerte de adopción irregular, estamos tratando con personas con otro tipo de objetivos que es la revinculación.  Tenemos que estar seguros que la intención es la de acoger a un niño, y no la adopción”, insistió.

Mientras que la edad del ser acogido, va desde su nacimiento hasta los 18 años, en esta línea Villa lamentó que “generalmente no se encuentran familias acogedoras para los niños de más de 8 años, es difícil que haya alguien que se quiera hacer cargo de ellos” y en esos casos se ocupa el Servicio de Promoción y Protección de los Derechos del Niño, Niña y Adolescente, creado en los Municipios luego de la reglamentación de la ley 13.298.

Faltan estadísticas, falta personal

Actualmente no hay estadísticas que informen acerca de la cantidad de niños y familias que se encuentran dentro del programa, “aún no hemos logrado realizar un informe de gestión cuantitativo y cualitativo, hay bastante información, pero recién con esta nueva gestión a cargo de Nicolás Fusca (secretario de Desarrollo Social local) nos permitió salir un poco más al mundo matancero”.

“Hay un equipo de psicólogos, abogados, trabajadores sociales, pero entendemos que estamos reducidos en personal. Somos cinco profesionales y estamos pidiendo tres psicólogas más y por lo menos tres trabajadoras sociales porque no damos abasto con la cantidad de casos que hay. Además necesitamos más difusión para que se conozca el programa y se acerquen familias para amparar a los niños mientras transitan por este proceso conflictivo”, describió Villa.

“Hay que lograr captar a más familias, porque se pueden presentar 200 pero de esas quedan muy pocas, porque la mayoría busca adoptar. Tratamos que el otro entienda la importancia de querer a alguien por querer, no  para poner un apellido. Debemos entender que ni los hijos de nuestra propia sangre son nuestros”, opinó Morales.

Otro de los motivos que le dificulta en el momento de crear estadísticas es que cada caso es totalmente distinto, el equipo actúa de diferentes maneras y según el momento, “no cualquier niño es para cualquier familia acogedora, ni cualquier familia es para cualquier niño. Cada caso es particular”, sintetizó Villa.

Mejor calidad de vida

Como resultados que se logran con la implementación del “acogimiento familiar”  se destacan los efectos de mayor concientización respecto del derecho que todo niño, niña y adolescente tiene a vivir con su familia de origen. Además de la reducción significativa en materia de institucionalización de niños. Y mejora la respuesta técnico-social ante situaciones de crisis familiar, a partir de una mirada de inclusión.

Dos testimonios, dos protagonistas

Marcos de 14 años, vive con su familia acogedora desde fines del 2002 y testimonió: “El acogimiento familiar para mí, como para muchos otros es un acercamiento de las familias para chicos que la necesitan. En mi caso fue una experiencia muy rara al principio porque estaba con personas que no conocía, pero ahora nos llevamos muy bien. Igualmente puedo ver a mi papá cuando yo lo decida. Me parece que si no lo pudiera ver, no hubiera empezado esta experiencia. Yo creo que las familias que hagan esto tienen que aprender a querer, entender y hablarle al chico más que nada”. Mirta Morales fue una de las primeras familias acogedoras del Distrito y actualmente es una familia referente, ella está abierta a las consultas de las nuevas familias y monitorea los encuentros y las visitas, ella desde su experiencia calificó el gesto de cobijar a un niño ajeno como “un maravilloso proceso”.

Y aclaró que lo que más cuesta en un principio es “despersonalizar esto, porque en muchos casos uno tiene que asociarlo con su propia familia, yo tengo una hija y hay que entender que ni los propios hijos son nuestros, cuando empiezan a caminar ya arman su mundo y cuando uno entiende esto el resto viene solo”.

Pasaron por su guarda nueve chicos y actualmente tiene uno, y consultada acerca de la sensación que queda en ella cuando los chicos vuelven a convivir con su familia biológica aclaró que “no hay despegue, porque pasas a ser alguien más de esa familia. Vos cuando recibís un chico en estas condiciones sabes que es un proceso de acompañamiento, en el que lo único que importa es el bienestar del chico. Por otra parte, tenés que pararte del lado de la mamá que seguramente te aborrece porque tenés a su hijo, hay que comprender al otro y lo demás viene solo”.

Protección integral de los derechos del niño

El “Acogimiento Familiar” se caracteriza como parte del Sistema de Promoción y Protección de los Derechos del Niño  Ley 13.298, y se basa en los artículos 3; 4; 9; 11; 14; 35. Y el Decreto Reglamentario 300 y Ley 13.634.

La normativa deja claro que “la política respecto de todos los niños tendrá como objetivo principal su contención en el núcleo familiar, a través de la implementación de planes y programas de prevención, asistencia e inserción social” y en otro de sus artículos menciona que “la ausencia o carencia de recursos materiales del padre, madre, tutor o guardador, sea circunstancial, transitoria o permanente, no constituye causa para la exclusión del niño de su grupo familiar, o su institucionalización”.

El artículo 14 de la Ley 13.298 expresa: “El Sistema de Promoción y Protección Integral de los Derechos de los Niños es un conjunto de organismos, entidades y servicios que formulan, coordinan, orientan, supervisan, ejecutan y controlan las políticas, programas y acciones, en el ámbito provincial y municipal, destinados a promover, prevenir, asistir, proteger, resguardar y restablecer los derechos de los niños, así como establecer los medios a través de los cuales se asegure el efectivo goce de los derechos y garantías reconocidos en la Constitución Nacional, la Constitución de la Provincia de Buenos Aires, la Convención sobre los Derechos del Niño, y demás tratados de Derechos Humanos ratificados por el Estado Argentino. El Sistema funciona a través de acciones intersectoriales desarrolladas por entes del sector público, de carácter central o desconcentrado, y por entes del sector privado”.

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