El gobierno ucraniano sortea una moción de censura por mayoría

El Parlamento de Ucrania rechazó una moción de censura contra el gobierno que encabeza el primer ministro Nikolai Azarov, en una tensa sesión que incluyó la manifestación de miles de opositores que rodearon el edificio.

La moción, presentada por tres grupos parlamentarios opositores -Batkivshina (Patria), UDAR (Golpe) y Svoboda (Libertad)- obtuvo el respaldo de sólo 186 legisladores, cuando para su aprobación se necesitaban 226 votos.

Sin embargo, el Partido Comunista de Ucrania presentó otra censura, que será votada en las próximas horas.

El líder de Batkivshina, Arseni Yatseniuk, anunció inmediatamente que respaldará la iniciativa de los comunistas.

Antes de la votación, Azarov, quien concurrió a la Rada acompañado de sus ministros, defendió la gestión el gobierno y exigió a la oposición que ponga fin al bloqueo ilegal de la sede del Ejecutivo.

«Ustedes responderán por todo esto», advirtió Azarov dirigiéndose a los diputados opositores.

Asimismo, refutó las acusaciones de la oposición de que el Gobierno, al renunciar temporalmente al acuerdo de asociación con la Unión Europea, vendió Ucrania a Rusia.

«Quien vendió el país a Rusia fue quien firmó en 2009 los onerosos contratos de gas», dijo Azarov, en alusión a la encarcelada ex primera ministra y líder opositora Yulia Timoshenko, quien cumple actualmente una pena de siete años por «abusos de poder».

Según el primer ministro, esos contratos con Rusia, «insoportables» para la economía del país, fueron los que «pusieron de rodillas a Ucrania», y no la gestión del Gobierno, informó la agencia de noticias EFE.

Además, Azarov, pidió disculpas en nombre del gobierno por el uso de la fuerza durante todo el fin de semana contra los manifestantes antigubernamentales, represión que le costó el puesto al jefe de Policía.

La moción de censura contra el gobierno se debe al rechazo del oficialismo a firmar un Acuerdo de Asociación con la UE y por la represión de las protestas populares, en un creciente clima de revuelta en la capital.

Ayer, el primer ministro ucraniano denunció que las protestas pasaron de ser «multitudinarias» a «descontroladas» y advirtió que su gobierno «tiene información de que se está preparando el asalto al edificio del Parlamento».

«Esto tiene todos los signos de un golpe de Estado. Esto es muy grave. Nosotros mostramos paciencia, pero quisiéramos que nuestros socios no sintieran que hay permisibilidad», agregó.

En 2004, el presidente del país, Viktor Yanukovich, acusó a las potencias europeas de haber financiado y promocionado la Revolución Naranja, un levantamiento popular que cuestionó y logró revertir la victoria electoral del hoy presidente, quien era y sigue siendo considerado como un férreo aliado de Moscú.

Esta polarización entre los sectores promoscovitas y los proeuropeos volvió a poner en jaque la estabilidad del país hace unas semanas, después que el presidente anunciara que suspendía la firma de un Acuerdo de Asociación con la Unión Europea (UE).

Lejos de intentar mantener un bajo perfil para no avivar las tensiones en Kiev, el presidente ruso, Vladimir Putin, se metió ayer de lleno en la crisis política ucraniana al asegurar que las protestas de la oposición «no son una revolución sino un pogromo».

El término pogromo (el ataque de una multitud a gente indefensa) remite al linchamiento de un grupo particular, pero en Ucrania está específicamente vinculado a la persecución a los judíos y tiene pesadas connotaciones históricas.

FUENTE: TÉLAM

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