Por Adolfo “Fito” Correa
A fines de 2011 pudimos contemplar el doloroso espectáculo del fin de ciclo en la vida de un cine de barrio. Si, es cierto, uno más de una larga lista, pero este era de mi barrio, y estaba invadido por operarios que desmantelaban sin piedad, alfombras, parquet, butacas, lo poco que quedaba, luego de años de cierre y abandono.
Todos quienes acertaban a pasar por allí, se detenían a ver y recordar los buenos años en que “el Sele”, funcionó y cada uno de los momentos en que nuestra fantasía encontraba un espacio donde darse a vuelo, viendo a nuestros héroes favoritos y documentales y la Coca Sarli, y al “negro” Olmedo y todo lo que te puedas imaginar, todo, ocurría allí y a la salida, la porción de pizza.
Todo ese mundo había nacido el 29 noviembre de 1959, aquel día se proyectó, “El día que me quieras” y allí nacía el Cine Teatro Gran Sele, con sus mil localidades, que supieron de estrenos a sala llena, que contaban con los motoqueros que llevaban latas con películas de un cine a otro. Fue todo un lujo, sus dos pisos, con alfombras y parquet, uno de sus dueños contaba con cierto orgullo… “yo mismo y mi familia lo construimos, 213 mil ladrillos pusimos, uno sobre otro”.
Vaya uno a saber, que controversia con inspectores municipales, generó un riguroso control de la edad de los asistentes a la función de la película “Carrie”, a mediados de 1983, y allí se encontró a la salida una asistente que tenía 17 años y el film era prohibido para menores de 18, esto derivó en una clausura, que nunca pudo ser levantada.
Más tarde un conflicto de socios llevó la causa a tribunales y la sala desde entonces no volvió a reabrirse, allí quedó expuesta al deterioro y el vandalismo, hasta nuestros días, durante casi 30 años. Hoy luego del desmantelamiento, será sede de un templo religioso, dando por finalizado el ciclo…del Cine Gran Sele.