El patio delantero del exdestacamento policial de Lomas del Mirador, es el escenario en el que cada sábado se desarrollará una radio abierta y diversas actividades culturales. Mónica Alegre, madre del joven desaparecido, exigió al intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, que “se comprometa con una política en defensa de los derechos humanos”.
Por Ángela Tobar
Familiares y amigos del adolescente, secuestrado, torturado y desaparecido en el 2009, lanzaron una radio abierta y dieron inicio a la primera parte del trabajo que intenta ocupar de manera efectiva las instalaciones del exdestacamento, en el que Luciano Arruga fue visto por última vez.
Las actividades se desarrollarán todos los sábados en el exterior de la casa donde funcionó la dependencia policial, ubicada en Indart 106, Lomas del Mirador. De esta manera, el nuevo obstáculo impuesto por el Municipio de La Matanza, al cambiar las cerraduras del lugar para impedir que la familia ingrese, no fue motivo para detenerla, por el contrario tomaron el espacio desde el lugar que más conocen: las calles.
Dos meses después de cerrar el exdestacamento y acordar un trabajo tripartito entre el Municipio, familiares de Luciano y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza a cargo de Pablo Pimentel, la familia acusó que “Espinoza decidió repentinamente que las pautas charladas no tendrían valor”.
Las nuevas reglas se estaban redactando y la familia Arruga no las aceptó, por esa decisión quedó fuera del espacio.
Vanesa Orieta, hermana de Luciano, denunció a Periódico S!C “los malos tratos” recibidos desde la Dirección de Derechos Humanos del Municipio a cargo de Miguel Roccha y recordó que el funcionario les aseguró “en un tono desagradable que la llave no la tendremos nunca y que tuviéramos en cuenta que en ese lugar trabajarían gremios como la UOM y CTA”.
La intención primera de la familia y amigos de Luciano Arruga era la de trabajar junto a la APDH y el Municipio, y crear un espacio en el que se lleven adelante acciones con un contenido pura y exclusivamente relacionado a la defensa de los Derechos Humanos, con talleres, charlas y actividades culturales.
“Nos dimos cuenta que todo lo que habíamos hablado en un primer momento no se estaba llevando adelante y que se estaba haciendo todo lo contrario. Sumaron gente sin preguntarnos, sin informarnos.
Se pretende ocupar un espacio de la forma que no era la pensada, el Municipio lo quiere utilizar como una repartición municipal, donde funcionarán sindicatos y programas municipales”, criticó la joven.
“Nosotros seguiremos la lucha junto a otras organizaciones que quieren acompañarnos pero desde la calle, en este momento desde el jardín del espacio, denunciando lo que el poder político quiere hacer con nuestras ideas, con nuestra forma de lucha y con el espacio que lleva el nombre de mi hermano”, insistió Orieta.
Mónica Alegre, madre de Luciano lamentó la situación y ratificó que “el Intendente sabía lo que pasaba en el lugar, él lo inauguró y pagaba el alquiler, sabía exactamente cómo se manejaba la policía, me siento muy mal por todos los que luchamos por tener este espacio, por los proyectos que hay y ahora estamos afuera”.
“Todavía no pudimos llorar a Luciano, hace tres años que lo estamos buscando. Haciendo cosas para tratar de encontrarlo, para que vuelva a estar junto a nosotros o que esté en el lugar que tenga que estar y nos de paz. Me parece una falta de respeto todo esto”, opinó.
Finalmente exigió que “Espinoza se comprometa con una política en defensa de los Derechos Humanos, si el Intendente de Matanza pensara diferente debería tomar otras medidas, no estamos conformes como se maneja la mesa de diálogo”.
MALESTAR CON CTA LOCAL
Orieta: “Hay lucha de poderes en los que no queremos estar involucrados”
Por otra parte, Vanesa criticó la actitud de la secretaria general de la CTA local, María Reigada, quién durante una reunión con la Dirección de Derechos Humanos local, la APDH y Suteba opinó que “la llave del espacio debía estar en manos del Municipio”.
La joven argumentó que “para ingresar a una mesa de diálogo, uno debe estar al tanto de lo que se debe realizar en el espacio y lo que la familia quiere hacer en ese espacio, teniendo cuidado con las palabras. Cuando llegamos a esa reunión no habíamos sido avisados que habría gente de SUTEBA y CTA, la señora María Reigada llegó 45 minutos después del horario acordado y cuando tomó la palabra consideró que la llave solo la debía tener el Municipio de La Matanza e intentamos, en el poco tiempo que quedaba, explicarle que nosotros no consideramos ese espacio como una repartición municipal si no como un espacio para la memoria, en la que exista participación de familia, Municipio y organismos de Derechos Humanos, pero no lo comprendió”.
Más adelante reconoció que la sindicalista acompañó la causa de Luciano, “pero algo pasó en el medio que tiene que ver con otras cosas en las cuales no pretendemos estar involucrados. Hay lucha de poderes, intereses, egos, personalismos que no tienen que ver con nosotros, no podemos ponernos a entender esas cosas que ocurren y discuten ellos”.
Finalmente, sostuvo que “todos aquellos que se atrevan a ingresar a ese espacio mientras nosotros estemos afuera, tendrán las manos manchadas de sangre” y explicó que con esta frase intenta “hacer entender al Municipio que no puede seguir utilizándonos, y manipulando nuestra salud”.